En el complejo mundo de las finanzas, a menudo nos encontramos con términos que, aunque importantes, no siempre son fáciles de entender. Uno de ellos es pignorar, un concepto fundamental en el ámbito de los préstamos y las garantías. En esencia, pignorar un bien significa utilizarlo como garantía para obtener un crédito o un préstamo, sin que tengas que desprenderte de la posesión o el uso de dicho bien. 

La esencia de la pignoración: una garantía en movimiento

Para entender a fondo este concepto, es vital diferenciarlo de otras formas de garantía.

Un derecho de prenda sobre un bien mueble 

Cuando hablamos de pignorar, nos referimos a la constitución de una prenda sobre un bien mueble. Esto significa que entregas un bien como garantía a un prestamista, pero conservas su uso. Por ejemplo, puedes pignorar tus acciones en una empresa para obtener un préstamo, y seguirás siendo el propietario de esas acciones y recibiendo sus dividendos, aunque con la restricción de no poder venderlas hasta que el préstamo se cancele. Es una forma de ofrecer seguridad al prestamista sin desposesión inmediata del deudor.

Diferencia clave con la hipoteca 

La distinción fundamental con la hipoteca radica en el tipo de bien que se entrega como garantía. Las hipotecas se asocian a bienes inmuebles (casas, terrenos), mientras que la acción de pignorar se aplica a bienes muebles (valores, depósitos, joyas, vehículos, derechos de propiedad intelectual). Ambas son garantías reales, pero su objeto es diferente, lo que implica matices legales y operativos distintos.

Reducción del riesgo para el prestamista 

El propósito central de esta práctica es reducir el riesgo de impago para la entidad que presta el dinero. Al tener una garantía tangible, el prestamista tiene un respaldo al que recurrir en caso de que el prestatario no cumpla con sus obligaciones. Esta reducción del riesgo se traduce a menudo en condiciones de préstamo más favorables para el deudor, como intereses más bajos o montos más elevados.

¿Qué tipos de bienes puedes pignorar? Ejemplos comunes

Los bienes que pueden ser objeto de pignoración es amplia, lo que la convierte en una opción flexible.

  • Valores y fondos de inversión: una de las formas más comunes de pignorar es utilizando valores bursátiles (acciones, bonos) o participaciones en fondos de inversión. Si tienes una cartera de inversión y necesitas liquidez sin querer vender tus activos, puedes ofrecerlos como garantía. La entidad te prestará un porcentaje de su valor y seguirás siendo el propietario y beneficiándote de la posible revalorización o dividendos.
  • Depósitos a plazo fijo o cuentas de ahorro: otro bien habitual para la pignoración son los depósitos bancarios a plazo fijo o ciertas cuentas de ahorro. Si tienes un dinero invertido y bloqueado por un tiempo, pero necesitas efectivo de forma puntual, puedes pedir un préstamo garantizado con ese depósito. El dinero sigue siendo tuyo, pero sirve como respaldo hasta que devuelvas el crédito.
  • Joyas y objetos de valor: el empeño de joyas es una forma tradicional de este proceso. Entregas la joya como garantía física, recibes el dinero y la recuperas al devolver el préstamo. Aquí, a diferencia de los valores, la posesión física del objeto sí se transfiere temporalmente al prestamista, aunque la propiedad legal sigue siendo tuya hasta el impago.
  • Vehículos o maquinaria: en ciertos casos, se puede pignorar un vehículo (coche, moto) o maquinaria pesada para obtener financiación. El deudor sigue utilizando el bien, pero este queda registrado como garantía del préstamo. Es una opción para autónomos o pequeñas empresas que necesitan liquidez y disponen de estos activos.
  • Derechos de cobro o contratos: las empresas, por ejemplo, pueden pignorar derechos de cobro futuros derivados de contratos (facturas pendientes, contratos de servicios). Esto les permite obtener liquidez inmediata sobre ingresos que aún no han recibido, una práctica conocida como descuento de pagarés o factoring con garantía.

Ventajas de utilizar la pignoración como garantía

Optar por pignorar un bien ofrece beneficios claros tanto para el prestatario como para el prestamista.

Acceso a financiación con mejores condiciones 

Al ofrecer una garantía, el riesgo para el prestamista disminuye considerablemente. Esto se traduce en intereses más bajos, plazos de devolución más flexibles o la posibilidad de acceder a cantidades de dinero más elevadas que en un préstamo sin aval. La garantía pignorada facilita la negociación.

Conservación del uso o propiedad del bien 

Excepto en casos específicos como el empeño de joyas, la principal ventaja para el prestatario es que conserva la posesión y el uso del bien pignorado. Puedes seguir disfrutando de tu vehículo, o tus inversiones pueden seguir generando rentabilidad, mientras el bien sirve de aval.

Alternativa a la venta de activos 

Si necesitas liquidez pero no quieres vender tus acciones, tu coche o liquidar un depósito, la pignoración te permite obtener el dinero sin tener que desprenderte de tus activos. Es una forma de mantener tu patrimonio mientras resuelves una necesidad de liquidez puntual.

Proceso de aprobación potencialmente más rápido 

Al contar con una garantía sólida, el proceso de estudio y aprobación del préstamo puede ser más ágil. El prestamista tiene menos incertidumbre sobre la recuperación del dinero, lo que puede acelerar la concesión del crédito.

Desventajas y riesgos de pignorar un bien

Aunque ventajosa, la pignoración conlleva riesgos que debes conocer antes de comprometerte.

  • Riesgo de perder el bien pignorado. La principal desventaja es clara: si no puedes devolver el préstamo, el prestamista tiene el derecho de ejecutar la garantía y apropiarse del bien pignorado para saldar la deuda. Esto significa que podrías perder tus acciones, tu depósito o cualquier otro activo que hayas entregado como aval.
  • Valor de la tasación: menos dinero del esperado. El valor que el prestamista asigna al bien pignorado suele ser inferior a su valor de mercado real. Las entidades aplican un porcentaje de pignoración (por ejemplo, el 70% del valor de las acciones) para cubrirse ante posibles fluctuaciones del mercado o costes de ejecución. Esto significa que recibirás menos dinero del que valen tus activos.
  • Costes asociados a la operación. Además de los intereses, pueden existir comisiones de estudio, de apertura, de mantenimiento o de gestión de la prenda. Es fundamental que te informes de todos los costes asociados para calcular el coste total del préstamo antes de firmar.
  • Pérdida de flexibilidad sobre el activo. Mientras el bien esté pignorado, tendrás restricciones sobre su disposición. No podrás venderlo, volver a pignorarlo o usarlo como garantía para otro préstamo hasta que la deuda original esté saldada. Esto limita tu control sobre ese activo.

¿Cuándo considerar un préstamo con garantía pignoraticia?

Pignorar un bien es una opción interesante en ciertas situaciones, pero no para todas.

Si tienes activos líquidos o de valor y necesitas efectivo rápido 

Si posees acciones, fondos o depósitos y te urge liquidez sin querer desinvertir, esta opción es muy adecuada. También si tienes joyas o vehículos que no deseas vender. Es una forma de movilizar tu patrimonio de manera temporal.

Si buscas mejores condiciones de financiación 

Si tu perfil crediticio no es el óptimo o simplemente quieres acceder a un tipo de interés más bajo, ofrecer una garantía pignorada puede ser la clave para conseguir esas condiciones más ventajosas.

Para evitar la venta de activos con potencial de revalorización 

Si crees que tus acciones o tus inmuebles (en caso de hipoteca) aumentarán de valor en el futuro, pignorarlos te permite obtener liquidez sin renunciar a esa posible ganancia, siempre que puedas cumplir con la devolución del préstamo.

En resumen, pignorar un bien es una herramienta financiera potente que te permite obtener liquidez utilizando tus propios activos como garantía, sin perder su propiedad o uso. Es una alternativa flexible a los préstamos tradicionales, pero que exige una gestión financiera responsable para evitar los riesgos asociados. Comprender este concepto te dará más opciones en tu planificación financiera.

Alternativas a los préstamos pignorados

Los préstamos pignorados son una buena opción en determinadas circunstancias como ya hemos visto. Sin embargo, existen alternativas que también puedes usar para conseguir dinero rápido sin necesidad de pignorar un bien.

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